Brasil «En el Corazón del Amazonas»

Saldremos en vuelo hacia Manaos. Habitualmente el vuelo realiza una escala en Bogotá de aproximadamente 2 horas. Según los horarios de los vuelos, llegaremos a Manaos por la tarde noche, nos recogerá un transporte privado en el aeropuerto que nos conducirá hasta nuestro hotel, donde descansaremos después del largo vuelo.

Nos recogerán por la mañana tras el desayuno en nuestro hotel, en un transporte privado. Saldremos de camino, y llegaremos a la reserva para la hora del almuerzo. Una vez distribuidas las habitaciones, haremos un buen paseo introductorio, para conocer el lugar, aprender algunas curiosidades de la zona y saber que precauciones debemos tomar en estas selvas.

La reserva esta localizada en una península elevada a orillas de la bahía de Paroa, junto al río Manacapurú, lleno de islas deshabitadas, pero plagas de vida y de una biodiversidad mágica, estaremos por tanto, en un ecosistema privilegiado.

Durante estos días en la reserva, disfrutaremos también de una rica gastronomía, basada en platos de la gastronomía regional, a base de frutos de la tierra, postres deliciosos, zumos naturales, ensaladas de frutas…

Algunas de las Actividades

En los días siguientes realizaremos actividades de observación acuáticas y terrestres. Las primeras en canoas a remo y en botes motorizados, y las actividades terrestres a pie. Las salidas son de aproximadamente 2 a 3 horas de duración. Cada día se programará en base a la meteorología, y las ambiciones y necesidades de cada una de las personas integrantes del grupo, lo que dará un dinamismo único al viaje. Algunas de las actividades:

• El arroyo Mirin de aguas limpias, rodeado de densas selvas, es un perfecto lugar para encontrar delfines, tucanes, monos, nutrias, halcones, oropéndolas, iguanas, mariposas…
• El Igapó de la Isla Grande, es un antiguo bosque inundado, lo que nos permite recorrerlo en silenciosas canoas. Grandes troncos emergen, y es el hábitat de colibríes, murciélagos, preciosos peces… también podremos ver maravillosas orquídeas y lianas con impresionantes formas.
• Isla de los Papagayos, es el dormitorio de estas coloridas aves. Cada tarde, y a la misma hora, enormes bandos acuden a dormir y vuelven a salir al amanecer. El jolgorio es tal, que no se escucha nada mas.
• Archipiélago del arroz. Es un grupo de islas, la mayoría deshabitadas, donde en las copas de sus árboles es posible ver al hoatzin, un ave grande y colorida, de cabeza crestada que come hojas. En esas aguas es posible ver también al manatí, mamífero acuático de mas de 200 kilos, de la familia de los sirénidos.
• Sendero de la Costa. En esta zona vive durante el invierno amazónico, una familia de nutrias gigantes. Desde este sendero apreciaremos el río y varias islas, donde podremos disfrutar de muchos otros habitantes de la selva.
• Sendero Grande. Cruzaremos en canoa hasta llegar a un bosque central. Este bosque esta formado por árboles de mas de 30 metros de altura, lianas estranguladoras y la liana del curare. Es hábitat de monos aulladores, ciervos, tapires, osos hormigueros, jabalíes…
• En canoas al amanecer. Tras el café, saldremos con las luces del alba, para ver nacer el sol y los primeros vuelos de las aves pescadoras. Volveremos para tomar un rico desayuno.
• Búsqueda nocturna de caimanes, en las orillas cercanas que no reciben la luz directa de la luna, usando linternas, se descubren cientos de ojos brillantes.
• Isla de los totens. Estos antiguos árboles, que permanecen en pie desde hace cientos de años, muestran aun sus copas emergentes, donde buitres, cormoranes, garzas, halcones… se posan en sus ramas secas.
• La punta del Pilao. Nos instalamos en el extremo de la isla, desde donde se pueden pescar pirañas negras, la especie de mayor tamaño.
• Noche en la Selva. Podremos dormir en hamacas en el medio del bosque, desde donde se disfruta el sonido envolvente de aquellos seres que van callando sus vocalizaciones diurnas, dejando paso a las nocturnas. Es «el cambio de guardia» de la selva, una experiencia única. Es posible sentir el paso de las familias de monos en las copas de los árboles.
• Sendero de la Abuela. Se trata de un sendero de unos 2km de distancia, desde el alojamiento hasta la playa. En ella habitan cormoranes y garzas entre otras aves. Caminaremos entre palmeras, grandes flores, monos e insectos miméticos. Este sendero cruza una plantación de cupuaçu, un primo del cacao con un fruto delicioso.
• El Bosque inundado de Arabás, es un lugar misterioso, un ecosistema mixto, ahora cubierto por algunos metros de agua. Un entorno de árboles y troncos irregulares, fuertes y altos, medicinales, que se extienden a lo largo de las costas bajas de la bahía de Paroá.