Marruecos y El Sáhara Occidental, una gran aventura.

Marruecos y el Sáhara Occidental, es uno de nuestros viajes fetiche, tanto por ser un viaje en el que hemos vivido algunas de las experiencias más al límite, en las múltiples ocasiones que hemos ido, como por ser uno de los primeros donde se empezó a armar la maquinaria de WILDLANDS hace ya unos años. Este viaje lo planteamos como algo distendido, donde ir a disfrutar y a conocer nuevas zonas, pero al final, y como siempre, el destino hizo de las suyas.

Comenzamos el viaje encontrándonos en Marrakech, ya que dos amigos volaban desde Barcelona directos. Todo empezó dando señales de que algo para el recuerdo se venía en esos días y es que una de nuestras maletas, con todo el material para manejo y rescate de animales y serpientes venenosas, la habían cogido por error, y nosotros otra, eran las dos maletas idénticas. Tras largas conversaciones con la policía, y dando por hecho que nuestra maleta la tenia el propietario de la que teníamos nosotros, conseguimos contactar por teléfono y cambiar las maletas tras unas horas bastante angustiosas.

Emprendimos el camino hacia Sidi Ifní, nuestro primer destino del viaje, a unas 5 horas de Marrakech. Este viaje es genial, ya que a las 2-3 horas de salir en coche del aeropuerto empezamos a hacer paradas para maestrear diferentes zonas. En esta ocasión y tras hacer una parada en Tiznit para coger fuerzas, recorrimos varias carreteras que unen esta ciudad con Sidi Ifní, parando en numerosos aljibes donde pudimos rescatar algunas Hemorrhois hippocrepis (Culebra de herradura), y algunos geckos del género Saurodactylus. También hicimos nuestra infaltable parada en un lugar donde siempre vemos una cantidad enorme de Hyla meridionalis. Como broche final a este día, bajamos a la playa de Legzira a ver ese fabuloso atardecer entre el arco de piedra de su orilla. Tras la cena en el hotel, decidimos dar un vuelta nocturna con el coche por si veíamos alguna Bitis arietans activa, pero no tuvimos la suerte, se nos cruzaron algunos zorros, otra culebra de herradura y algunas Tarentola chazaliae. 

 

Días 2, 3 y 4 del Viaje

Este segundo día decidimos centrarlo en recorrer la maxima zona posible, de la zona montañosa entre Sidi Ifní y Guelmim, zona agrícola donde hay una población aceptable de Naja haje (Cobra egipcia), Bitis arietans (Víbora bufadora), y presecia de Daboia mauritanica (Víbora del magreb). Este día se presentaba con optimismo, mucho sol, muchos efectos trampa que revisar y un hábitat perfecto para estos reptiles. Comenzamos avistando gran cantidad de Agama impalearis, mas geckos en zonas de cúmulos de rocas, y rescatamos bastantes Culebras de herradura. Justo paramos a mirar un pozo, con una acceso de menos de 30cm de diámetro, y al mirar al fondo a unos 8 metros, vimos un ofidio vivo, no podíamos distinguir si era una culebra o una cría de cobra, por lo que los corazones empezaron a latir a 1000 por hora. Tras unos largos minutos, y tras encintar 2 ganchos con un palo, conseguimos subir la serpiente, la cual resultó ser una Psammophis schokari, una esbelta y veloz serpiente. Esta fue la primera de las 7 Psammophis que rescatamos en este viaje. Continuamos nuestro camino hacia Guelmim revisando efectos trampa y parando en algunas zonas fructíferas de muestrear. Pudimos observar varios Chalcides ocellatus atrapados en un aljibe en ruinas, y cual fue nuestra sorpresa, que al bajar a rescatarlos, bajo una gran losa de hormigón se encontraba nuestro primer momento álgido del viaje, una hembra adulta de Naja haje. Volvimos a bajar con los guantes de seguridad, gancho y saco de tela, para poder sacarla con total seguridad. Nos desplazamos unos pocos metros a una zona libre de aljibes y allí la soltamos, no sin antes hacerle una sesión infinita de fotos. Una vez liberada, continuamos unas horas más revisando efectos trampa, antes de dirigirnos hacia nuestro hotel, para cenar y pasar una noche en la que solo hablaríamos de esta preciosa cobra.

Ya era un nuevo día, y una vez desayunados y listos emprendimos viaje dirección Itch. Este siempre es un día muy divertido, ya que hay zonas con una altísima densida de Uromastyx nigriventris, y divisarlos desde el coche y pegarte alguna que otra carreta para intentar coger alguno para fotografiarlo es tan divertido como cansado, sobre todo con los ejemplares adultos, que se las saben todas. Uno de los dos machos mas bonitos de Uromastyx que encontramos, fue un gran macho con infinidad de marcas de guerra, incontables batallas habrá vivido, teniendo en cuenta que son unos reptiles muy longevos. El otro macho era adulto, pero de mucha menor edad, se puede apreciar la comparación en las fotos. Observamos dos hembras cargadas de huevos, que seguramente pocos días después, realizarían la puesta en algún nido hecho en la zona. El sol iba bajando y a nuestro día aun le quedaban muchas horas. Seguimos carreteando por los alrededores de Assa, y una vez empezó el crepúsculo, nos dirigimos hacia nuestro nuevo objetivo, la Echis leucogaster una serpiente de pequeño tamaño pero altamente tóxica y letal. Nos acercamos a una zona que previamente habíamos visitado, y tras una hora y media de muestreo linterna en mano, contabilizamos cinco ejemplares de Echis leucogaster, junto a algunas especies más de geckos y gran cantidad de invertebrados. Tras su correspondiente sesión de fotos, regresamos de nuevo a Guelmim, ya que el día siguiente sería movidito.

Ya con fuerzas después de desayunar, nos pusimos en marcha dirección Akhfennir, nuestro objetivo principal del día era muestrear por la noche en el Parque Nacional de Khenifiss, un lugar peculiar y militarizado, aun que llevábamos permisos no iba a ser fácil. El día comenzó revisando los efectos trampa entre Guelmim y Tan-Tan, pero por suerte para la fauna no encontramos nada dentro de los aljibes. Nuestra parada reglamentaria a comer en Tan-Tan y de nuevo carretera hacia Akhfennir. Llegamos a nuestro hotel, y salimos a cenar. Es una ciudad muy pequeña, pero con una actividad frenética y un nivel de humedad insoportable, pero un lugar con una gente muy acogedora. Cenamos unos clásicos tayines y directos a Khenifiss. Tras hablar con la guardia militar de la zona, pudimos acceder a muestrear en el parque. Es una zona preciosa, de dunas junto al mar, y con una gran cantidad de herpetos. Después de un buen rato y tras observar varias Tarentola chazaliae de tonos blancos, muy características de la zona, localizamos un rastro de nuestro objetivo, la Cerastes vipera. Seguimos el rastro por mas de 60 metros y por fin, asomando sus pequeños ojos por encima de la arena la localizamos, una preciosas Cerastes vipera costera, con un precioso patrón de color, muy típico en la población de la zona.

 

Rumbo al Sáhara Occidental

Otro nuevo día se nos presentaba, y con desayuno en la terraza del hotel frente al Océano Atlántico, preparamos la ruta de este día. Objetivo, bajar a Esmara (Sáhara Occidental), hábitat de los enormes Uromastyx dispar Flavifasciata. Llenamos los depósitos y nos pusimos en ruta. De camino a Esmara, fuimos revisando diferentes aljibes, en los cuales no observamos nada con vida, algún cadáver de reptiles y un par de erizos muertos. Ya inmersos en el hábitat de los Uromastyx y tras algunas horas de carretera a mas de 45ºC, observamos a unos 60 metros de la carretera una silueta sobre una roca, y efectivamente, era un enorme Flavi. Aparte de este imponente macho observamos varios ejemplares mas, pero solo pudimos fotografiar a dos. Dos machos, uno de ellos también adulto de tonos rojos, y otro mas joven de tonos verdes lima impresionantes.

Continuamos camino hacia nuestro alojamiento en Esmara, aun nos quedaban unas horas de luz para seguir buscando reptiles en este inhóspito desierto. Observamos bastantes Trapelus a lo largo de la carretera, y se nos cruzó un chacal poco antes del atardecer. Ya se nos hacía tarde, pero decidimos revisar algunos aljibes mas, cuando de pronto en uno de ellos, ¡BINGO!, una preciosa Cerastes cerastes en perfecto estado se encontraba al fondo de este pozo. La rescatamos y aprovechamos para realizar unas fotos justo con la caída del sol. Ese cúmulo de coincidencias nos brindo una de las fotografías mas maravillosas que hemos hecho de estos preciosos animales. Una vez fotografiada la liberamos lejos de esa trampa, pero sin traslocarla demasiado. Es impresionante observar los hábitas que ocupan estos animales, ya que a simple vista, lo único que podemos observar es la inmensidad de la nada.

Teníamos otro día ante nosotros, y empezamos con fuerzas. Nos encontrábamos en Esmara, nuestro lugar favorito de este viaje, y empezamos con muy buenas expectativas. Fuimos a revisar algunas zonas y trampas, donde «habitualmente» quedan atrapados Varanus griseus, pero esta vez no tuvimos suerte. Decidimos cambiar de zona para ir a ver unos grabados neolíticos en las rocas del desierto, un lugar enigmático. Paseando y muestreando la zona, paramos a revisar dos estructuras que, fácilmente, podrían actuar como trampas de fauna, y así fue, en ambas estructuras había caído una Cerastes cerastes. Procedimos a liberarlas, hidratar bien a una de ellas que llevaría bastante tiempo allí encerrada y las pusimos en libertad. Continuamos la mañana revisando trampas y zonas muy fructíferas. Observamos una Rhagerhis moilensis (Falsa cobra), en un abrevadero y la rescatamos. Se nos estaba acabando el día, y tocaba poner rumbo de vuelta a Guelmim, pero no sin antes desviarnos a revisar nuestros últimos aljibes, no podíamos irnos sin pasar por ellos. Y efectivamente, al asomarnos al último de ellos, pudimos observar un claro rastro de escamas ventrales de Cerastes, y ahí estaba, cubierta por la fina arena del pozo de decantación, la segunda Cerastes vipera del viaje. Estas de la zona sahariana, según la zona presentan una coloración amarillenta, prácticamente del mismo tono que la arena. Le hicimos unas fotos y pusimos rumbo a Guelmim bien satisfechos.

Nos quedaban dos días más un en la zona centro-sur de Marruecos. Estos últimos días antes de regresar a Marrakech los centramos en tratar de localizar alguna Bitis arietans, ya que estas zonas cercanas a la costa son bastante prolíficas para esta especie. El primer día tras una buena caminata, conseguimos localizar un ejemplar bajo unas plantas suculentas, este ejemplar decidimos no moverlo, ya que tenia claros signos de haber comido hacia poco tiempo, con el posible riesgo de hacerle vomitar que corríamos. Este penúltimo día, decidimos tomarnos la tarde de relax, y la pasamos en la piscina del hotel relajándonos, y recordando todas la aventuras que hasta el momento habíamos pasado.

 

Regreso hacia el Norte

Ya era nuestro último día en Marruecos, y aprovechamos toda la mañana en recorrer una zona con buena densidad de Bitis arietans y Naja haje. Hacía muchísimo calor, y tras un largo rato sin observar prácticamente ningún reptil, nos asomamos a un pequeño arroyo seco, y para nuestra sorpresa, ahí estaba, totalmente estirada y tranquila, una preciosa Bitis arietans. El animal estaba muy caliente, y según nos acercamos, se colocó en posición defensiva, y comenzó a lanzar los característicos ataques de esta especie. Le hicimos unas fotos, y como broche final de este viaje, pusimos rumbo a Marrakech, para descansar y coger el vuelo de vuelta a Madrid y Barcelona.

 

Crónica dedicada a Daniel Fernández.

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